30 de noviembre de 2006

En los brazos de la muerte

El corazón de cristal se ha vuelto a romper,
tendré que pasar otra eternidad recogiendo pedazo a pedazo para volverlo a armar,
la vida se a quedado otra vez paralizada en mil segundos,
el momento del holocausto interno a llegado y nadie puede evitarlo.

En la soledad de esta gran casa la oscuridad albergara mi alma rota,
frente al bello cerezo esparciré mis lágrimas secas,
esperando confundirlas con las suaves hojas blancas,
pretendiendo sonreír ante la belleza con esta cara vacía y fría.

Esperando no tocar la vida,
solo observándola desde los brazos apacibles y fríos de la muerte,
es lo único que hoy puedo tocar y no romper,
admirar y querer sin tener que causar un daño, una molestia, un triste llanto.

Mis lágrimas al caer se queman en mi piel muerta,
dejando cicatrices envueltas en sangre de demonio.
El llanto de mi garganta se ahoga mudo,
congela a cada segundo mi garganta dejándola sin palabras.

Los dedos de la muerte cubren con delicadeza mis ojos,
suspendiéndolos entre sueños imposibles de soñar y sentir,
ilusiones frías que se pierden entre la agonía,
sueños rotos que se funden en cada pedazo de aquel cristal roto.

Melodías danzan una sobre otra en mis oídos recién sacados,
mi dedos no sienten nada,
el interior desaparece,
el frenesí de la locura a llegado.

La muerte cubierta por su manto corta la cordura y la sensatez,
los sentimientos yacen rotos en una esquina,
la danza de los no vivos a comenzado,
morir, morir para luego abandonar estos brazos y renacer.

Olvidando el consuelo de los brazos fríos e inmortales que esperan ansiosas compañía,
recordar, el dulce encanto de la vida,
dejar la oscuridad para mezclarla con luz y causar armonía,
al menos la necesaria, para estar recogiendo estos pedazos los próximos mil años.

Suficiente para en cada trozo sanar la mirada y volver a ver los sueños,
necesaria, para tragar todo el frío que congela el llanto y de mi garganta,
prudente, para que se abran los oídos y se deleiten con las danzas dulces de la vida,
simplemente lo suficiente, para armar otra vez mi alma, elevarla y sentir que aún esta con vida.



vampiroscuro
17/10/2006

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