30 de mayo de 2007

¿Abrirás los ojos en la oscuridad?

Te lamentas como si fueras una ave incapaz de levantar el vuelo,
una termita en un bosque de troncos de cobre y hojas de metal.
Sufres y simplemente sufres en aquella habitación sin puertas ni ventanas,
observando amaneceres y atardeceres que no existen.

Piensas que es demasiado difícil e inútil levantar un pie para luego tener que levantar el otro,
un esfuerzo decadente y sin sentido en aquel cuarto oscuro.
¿Has logrado alguna vez tocar una pared?
¿Has buscado una puerta o una ventana?

Narro lo que tus ojos ven, lo que tu alma le susurra a la mía,
pero tus ojos permanecen allí cerrados esperando y simplemente esperando,
y tus manos, aunque esperan la fortaleza de las mías, yacen decaídas sobre tus piernas,
aquellas que se han perdido sobre el miedo de caminar.

Tus largos cabellos cubren tu llanto desconsolado y ya sin fuerzas,
absorben la caída de las lágrimas que a estas alturas lastiman la piel.
Y tus labios, secos y partidos, se estremecen en cada roce,
se lastiman en casa contacto desatando pequeños y débiles hilos de sangres casi muertos.

Sé que a lo lejos escuchas el golpe pálido y lejano de mis pasos,
un tic – tac que viene y se va sin poder encontrar la entrada a la oscuridad que te rodea,
a tus sombras que entre segundos imprecisos absorben el latir de tu vida,
la majestuosidad de tu alma que en estos momentos agoniza sin esperanzas.

Por favor, te pido, un segundo de valentía para que abras tus ojos,
permíteme ver en la oscuridad el resplandor suave de tu mirada ahora moribunda,
enséñame con ellos el camino a los hilos de tus labios que se posan allí elegantes,
muéstrame el reflejo que deja la sal adornando tus brazos allí quietos y con leves espasmos de vida.

No te mueras, no te marchites allí sola y sin ánimos,
te ayudaré a vencer el miedo así como también a absorber estas pesadillas desconsoladas,
confortaré los latidos de tu corazón para llenarlos de vida,
y beberé aquellos hilos que se posan en tus labios para con la humedad de los míos curar de sus heridas.

Tomaré tus manos entre las mías y con caricias suaves las alimentaré de calor,
limpiaré uno a uno los pedazos de sal que el desconsuelo de tu soledad a dejado,
peinaré tus cabellos para invitarte a abrir una vez mas tus ojos,
y cuando el miedo los inunde nuevamente entonces te abrazaré para perderte en la oscuridad de mi pecho.

Así te protegeré hasta que tus alas puedan volar y surcar el cielo nuevamente,
así llenaré de madera tus bosques para que puedas alimentarte en paz.
Así dibujaré una puerta para que salgas y entres en tu nuevo avanzar,
así construiré ventanas para que en mis brazos observemos amaneceres y atardeceres de verdad.

Y dime: ¿Abrirás los ojos en la oscuridad?


Vampiroscuro…
09/02/07

1 comentarios:

vampiroscuro dijo...

Probando...