15 de febrero de 2007

La Cruz de Oro - Cap. V

La cruz de oro
Cap. V: El valle de la Luna


Sus alas apenas podían sostener las gotas de sangre que caían como aves en picada desde la cruz,
soportando ya casi inertes el dolor de aquellos picos líquidos y espesos.
Sin embargo el deseo de su alma lo elevo hasta quien lo mantuvo vivo tantos siglos,
rehusándose a morir, rehusándose a simplemente arrodillarse y dejarse caer.

Sus brazos se afirmaron como rocas recién pulidas por su escultor y se elevaron fuertes,
por sus contornos corrían ríos de sangre y palpitaba en cada herida un pequeño ingrato corazón.
Pero nada importaba, nada era suficiente para impedirle volver a palpar aquel rostro suave y tibio,
nada era suficiente para evitar congelar su mente y evitar así el sufrimiento de su cuerpo atormentado.

Un último grito se escucho en lo mas alto del cielo y en lo mas bajo del infierno,
lleno de escalofríos y enloqueció el alma de todos quienes lo escucharon,
entonces una cascada de plumas blancas con manchas rojas descendió desde las alturas,
y él, orgulloso hizo mover cada unos de sus dedos para aferrarla entre sus brazos.

El cuerpo de su ángel se dejo caer agonizante en ellos, sobre su rostro, encima de su cuerpo,
la sangre divina y la sangre del pecador se mezclaron como dos pequeños canales para descender sobre la cruz,
aquel lago angustioso y deprimente que ato sus almas entre días sin comienzo ni fin,
y como el mas ardiente de los fuegos quemo con cada gota la cruz partiéndola en fragmentos.

Los pedazos de aquel lago donde se bañaron los impuros cayeron ordenados uno tras otro,
sobre la roca se fundieron mezclándose y vaporizándose con la sangre allí caída.

Mientras la sostenía, dos ángeles y dos demonios los rodearon,
ni él, ni ella los miraron,
sobre el tablero la jugada estaba ya preparada,
no había forma de cambiar las piezas sobre el ajedrez.

Las nubes miraron la escena y conmovidas lloraron,
la lluvia cubrió el lugar, los cabellos del demonio se pegaron a él como los de un corcel bajo una cascada,
levanto su mirada profunda y calida y sobre las nubes vio su última esperanza,
los valles de las leyendas de los antiguos se dibujaban en su mente.

Dos ángeles levantaron sus arcos y apuntaron sus flechas,
dos demonios empuñaron sus espadas y prepararon sus pies para la carrera.

Ella miro a su demonio y en sus ojos vio el imposible de su deseo,
se aferro a su pecho y con las pocas fuerzas que le quedaban lo abrazo complaciente,
las alas del demonio por un segundo se desplomaron muertas como hojas de otoño,
sus brazos y piernas se abrieron repentinas y fuertes como un volcán que hace erupción sin previo temblor.

Las flechas salieron del arco rápidas como una gacela,
precisas como un búho que se abalanza sobre su presa en la oscuridad de la noche.
Los pasos se encaminaron fuertes como los de una leona hambrienta,
mientras el filo de las espadas se preparaba a rebanar la carne ya rebanada.

Sin importar nada los amantes estuvieron listos para quemar la única y última esperanza,
ella lo abrazo con fuerza en el cuello y apoyo, con lágrimas en los ojos, la cabeza en su pecho,
las alas se batieron una vez con fuerza hacia delante llegando a envolver a ambos,
y al instante se batieron como nunca antes hacia atrás para comenzar el último vuelo.

Las flechas se cruzaron y dos corazones sagrados cayeron rendidos sobre la sangre y oro fundido,
los filos se perdieron y atraparon en dos corazones fuertes que jamás volvieron a latir.
Dos ángeles y dos demonios cayeron en silencio.

En el cielo una lluvia de plumas negras cubrió la tumba de los cuatro guerreros,
las nubes en el cielo sin siquiera pensarlo se vieron atravesadas por el amor fortuito de dos formas,
las estrellas se volvieron entonces fugaces para abrir paso al mar de lágrimas que los visitaba,
la luna, en lo mas alto de esta parte del universo, abrió sus brazos y extinguió su luz para darles la bienvenida.

Solo un cuarto de luna quedo alumbrando los parajes del teatro ahora muerto,
y las nubes orgullosas se interpusieron desafiantes dispuestas a impedir el paso.

El demonio cayo sobre la hierba verde y hermosa que deleitaba a sus agonizantes ojos,
al tiempo que hasta la última de sus plumas dibujaba el camino recorrido por aquel cielo,
de espalda sus brazos se abrieron sin fuerzas para dejarse caer suaves y cansados,
y entonces una ráfaga de viento elevo aquellos cabellos dorados de unicornio.

Ella levanto su cabeza moribunda mientras que las cuatro lunas hacían brillar el profundo de sus ojos,
cansada y preocupada la nivelo hasta la de su única y real esperanza,
y en un beso estremeció cada milímetro de las venas del demonio,
ilumino cada flor, cada árbol, cada fruto que allí los observaban mudos.

Las cuatro lunas como testigos dieron fe de lo que fue en la única luna desde aquel teatro vista, sucedió.

Los labios de él sonrieron y se dieron ánimos para levantarse y en sus brazos levantarla,
asombrado como un niño haciendo su sueño realidad dejo caer un par de lágrimas mágicas,
se acerco al oído de ella y susurro:
“Bienvenida a donde nadie nos podrá encontrar jamás, bienvenida al valle de las leyendas, el valle de la luna”

El beso mas hermoso y puro entonces deleito los ojos del universo entero,
las estrellas brillaron como jamás en toda una eternidad lo habían hecho.

Los seres en aquel mundo lejano, maravillados, deseaban seguir su propia historia y se negaban ir tras el milagro,
y los amantes, los amantes en aquel beso prohibido sellaron la bondad de su amor.

El valle de la luna con su esperanza se lleno de vida,
y sus corazones latieron inmortales,
las alas oscuras del demonio se mostraron hermosas mientras sostenía a su ángel,
las cuatro princesas iluminaron la oscuridad que eternamente han visto los hombres,
luciérnagas llenas de energía,
la reina nocturna por segundos llena de amor y armonía.

Entonces susurros de testigos se preguntaron allá muy lejos:
“Tendrás demonio la fuerza para en los confines del universo luchar herido una vez más por tu ángel moribunda?”

La noche aquí no conoce el transcurrir del tiempo y el demonio se deleita,
el canto de ángel aquí se escucha hermoso rompiendo el mas bello de los silencios jamás escuchado,
los besos son eternos, el amor prohibido de los amantes, infinito.

Vampiroscuro
26/01/07

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